Múltiples especialistas en desarrollo infantil han demostrado que el ambiente que rodea a un bebé sus primeros años de vida tiene efectos significativos a futuro. El máximo desarrollo neuronal sucede los primeros 3 años de vida. Especialmente durante el primer año, el desarrollo es exponencial. En esta etapa se afinan sus sentidos y su cerebro duplica su tamaño. De ahí que la estimulación temprana sea tan importante.
Desde recién nacido, tu bebé recibe estímulos a través de todos los sentidos en todo momento. Y es mediante esos estímulos que sus funciones cerebrales se potencian y se desarrollan todas sus capacidades (mentales y físicas). Si tu bebé recibe pocos y pobres estímulos, su cerebro no se desarrollará al ritmo esperado. Por ejemplo, si no escucha voces o música, aprenderá a hablar mucho después de lo esperado. En cambio, si tu bebé recibe múltiples estímulos, su proceso de aprendizaje será óptimo.
¿Cómo funciona?
Cada estímulo llega a una parte diferente del cerebro. Por ejemplo, los sonidos y palabras llegan a las regiones cerebrales asociadas con el lenguaje y comunicación. Al tener constantes estímulos de este tipo, su cerebro ejercitará más esa área, creando más sinapsis.
El reforzamiento de las sinapsis contribuye a la creación de conexiones y nuevas redes neuronales que ayudan al aprendizaje, memoria y habilidades cognitivas que se traducen en habilidades físicas. En contraste, si las sinapsis son esporádicas, las conexiones se mantendrán débiles, estancando el desarrollo en un área. La consecuencia de esto será un progreso lento en la adquisición de habilidades motoras, cognitivas, lingüísticas y sociales.
Etapas de estimulación temprana
El impacto de la estimulación comienza desde el embarazo. Tiene su máximo el primer año y continúa en menor medida hasta los 3 años, cuando el cerebro ya tiene el 80% del volumen que tendrá al llegar a adulto.
Durante el embarazo
Aproximadamente a las 7 semanas de embarazo, las primeras neuronas y sinapsis comienzan a desarrollarse. Estas conexiones tempranas son las que permiten al feto hacer sus primeros movimientos, los cuales serán cada vez más coordinados.
A principios del segundo trimestre, la corteza cerebral (tejido nervioso donde ocurren la percepción, imaginación, juicio y decisión) se vuelve más complejo. En esta etapa, también se comienza a producir la mielina, que permite el procesamiento rápido de información.
Posteriormente, durante el tercer trimestre, la corteza cerebral ya comienza a detectar los estímulos externos. Es decir, ya procesa los sonidos del exterior como las voces y los sabores de la comida que consume su mamá.
Al nacer
Durante todo el primer año, es responsabilidad de los padres o cuidadores, contribuir con la estimulación temprana de manera integral. Es decir, no solo concentrarse en ejercicios y juegos para desarrollar sus capacidades físicas, por ejemplo. Hay que estimular todos los frentes, desde el lenguaje hasta la socialización e incluso con la alimentación del primer año.
Sin los estímulos adecuados, la capacidad de aprendizaje que se tiene el primer año se verá desperdiciada. Las experiencias en esta etapa son la base de adaptabilidad y resiliencia de los niños. De ahí que sea tan importante respetar el ritmo de desarrollo de tu bebé. Hay que hacerle sentir bien y cómodo mientras juegas con él.
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